Cumplió 150 años la logia más antigua y discreta de Córdoba
Piedad y Unión hoy reivindica las figuras históricas que la integraron. En la actualidad, cuenta con 44 miembros. Es una de las 20 logias que funcionan en la Capital.
“Los dolores que quedan son las libertades que faltan”. Esta frase del Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria surgida en Córdoba en 1918 es una de las más simbólicas y repetidas de la historia argentina. Esta misma frase se encuentra reproducida en una pancarta ubicada en el templo masón cordobés, al 80 de calle Igualdad, porque los masones cordobeses reivindican a la Reforma como un acontecimiento histórico en el que –afirman– tuvieron incidencia directa. Además, suman a la figura más reconocida de aquel movimiento estudiantil, Deodoro Roca, como otro de los cordobeses que durante años cumplieron con el rito del encuentro semanal con sus hermanos de logia.
Por estos días, cumple nada menos que 150 años la que es reconocida como la más antigua logia que funciona en la provincia de Córdoba: la logia Piedad y Unión N° 34 del Valle de Córdoba. El grupo, que se comenzó a armar en 1864, obtuvo su reconocimiento como logia regular en 1969. Es la única que en la provincia posee el título de “augusta y respetable” y también la única que jamás “batió columnas”, es decir que nunca cerró sus puertas y se mantuvo siempre en actividad.
Algunas de sus actuales autoridades, dueños de títulos que suenan rimbombantes para los no iniciados, son el venerable maestro Jorge Pastore, quien en su vida cotidiana se desempeña como técnico metalúrgico y activo participante de un centro vecinal del sur de la Capital; el segundo vigilante Luis Rodolfo Cuello, quien es conocido por su actividad como comerciante de obras de arte, y además esta logia tiene entre sus miembros al médico psiquiatra Facundo Correa, quien hoy es el gran segundo vigilante de la Gran Logia de la Masonería Argentina, máxima autoridad masónica nacional con sede en Buenos Aires.
Ritual de los miércoles
La logia Piedad y Unión, en palabras de sus autoridades, actualmente cuenta con unos 44 miembros que tienen un promedio de edad de unos 40 años, profesionales en su mayoría, que se juntan todos los miércoles en el templo para “cultivarse intelectualmente” y aprender sobre temas de actualidad. La sede masónica de calle Igualdad es uno de los cuatro lugares donde se reúnen algunas de las logias que funcionan en la ciudad de Córdoba. Actualmente el local está siendo ampliado y refaccionado para permitir un uso más intensivo.
Correa cuenta que el momento actual encuentra a la masonería de Córdoba en gran crecimiento. “Tenemos unos 300 integrantes en las 20 logias de ciudad de Córdoba, cuando hace una década sólo había dos. Estamos creciendo fuertemente, tenemos una membresía de 6.500 personas en todo el país, y ahora, con este aniversario, queremos reactivar la presencia de la institución en la sociedad cordobesa. Esta logia –continúa– ha tenido personas muy importantes entre sus miembros, y se han abierto ya logias en Villa General Belgrano, Río Tercero, Villa María, Jesús María y en varios otros lugares del interior”.
Hoy a las 17.30, en una conferencia de prensa en la Biblioteca Córdoba, recibirán la visita del gran maestre de la masonería argentina, el despachante de aduanas Jorge Clavero, quien es la máxima autoridad nacional en el tema.
“La idea de Piedad y Unión –dice Pastore– es conseguir el crecimiento parejo de todos sus miembros, tanto en la parte intelectual como filantrópica. Esta es una logia orgullosa de su historia pero su mejor característica es que se trata de un grupo de amigos que trasciende el vínculo entre masones”.
No tan secreta
El secreto que acompañó históricamente la actividad de las logias ya no parece ser un elemento determinante, si bien no todos los masones cuentan abiertamente su pertenencia a estos grupos. “Es una cuestión personal de cada miembro”, dice Pastore. “No somos una sociedad secreta sino discreta, que es distinto. Somos todos hermanos masones, tenemos formas de reconocernos aquí y en cualquier lugar del mundo, pero cada uno decide si hace pública su pertenencia a la logia. Se recomienda que, por lo menos, lo sepa el entorno familiar”.
Para Correa, “la discreción radica en que hubo momentos en que los masones sufrimos persecuciones, pero hoy somos una institución más abierta, que cultiva la libertad de las personas y esperamos que cada miembro tenga la libertad de mostrarse o no”.
Si bien no quieren –ni pueden– dar nombres, admiten que las logias cordobesas mantienen entre sus filas a importantes figuras actuales de la política y de los distintos niveles de gobierno.
Admiten también que están en una etapa proselitista, reclutando miembros jóvenes para, dice Pastore, “fortalecer el libre pensamiento en el mundo”.